Este
incensario
con la representación de la deidad Tlazoltéolt del Altiplano Central, cuyo
origen posiblemente es de la Costa del Golfo, se asocia con la suciedad o “tlazolli”
en náhuatl que también se refiere a vicios y enfermedades. Por lo tanto,
Tlazoltéotl también era una deidad de purificación y sanación, especialmente de
enfermedades causadas por excesos y comportamientos sexuales impropios.
De acuerdo
con Fray Diego Durán, los penitentes se confesaban y se sangraban enfrente de
su imagen.
Como indicación
de su rol en purificaciones, se retrata usualmente con una escoba de hierbas.
En los códices se le puede identificar por la zona negra alrededor de su boca y
por los carretes de algodón de su tocado.
Acá mostramos algunas de las representaciones que han sido asociadas a la deidad Tlazoltéolt
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| Representación de Tlazoltéolt del Códice Borbónico |
Tlazoltéotl era diosa de la pasión y de la lujuria. Había otras cuatro diosas hermanas, igualmente “aptas para el amor carnal”, y a todas ellas se les llamaba Tlazoltéotl o Ixcuina. Todas provocaban el apasionamiento en el amor y el apetito desenfrenado de los deseos carnales, pero también lo retiraban, por eso las adoraban y las temían. Esta pasión de amor provocaba ocasionalmente el adulterio, el cual era considerado una transgresión, una suciedad, y se penalizaba gravemente cortando las narices a los amantes. Quienes cometían otras violaciones a la ley, como la embriaguez, el crimen, el robo, podían confesarse y limpiarse, y con ello quedaban exonerados, tanto moral como legalmente. Las transgresiones, vistas como pecados por los cronistas, podían confesarse ante un sacerdote de Tezcatlipoca una vez en la vida, lo cual ocurría ya en la vejez. Pero los “pecados de adulterio” se limpiaban ante un sacerdote de Tlazoltéotl, que recibía la suciedad; Tlazoltéotl era, por lo tanto, la “comedora de cosas sucias”, esto es, del pecado carnal. Su nombre quiere decir literalmente “diosa de la suciedad”, de la carnalidad sucia.
Tomado de Silvia Trejo, “Xochiquétzal y Tlazoltéotl, Diosas mexicas del amor y la sexualidad”, Arqueología Mexicana, núm. 87, pp. 18-25.


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